Lunes 14 de octubre, 2024
Estoy sentada frente a un paisaje verde y sonoro.
El viento roza suave mi piel y las melodías de los pájaros nunca dejan de sorprenderme.
Mis favoritas son unas aves negras completas llamadas tordos. Juro que tienen cerca de cuatro melodías distintas y me acompañan cada tarde.
A veces siento que esperamos juntas el atardecer.
Cuando baja el sol, llegan otras más grandes. Planean en bandadas largo rato y juntas, buscan posarse en la punta de los altos eucaliptos.
Su melodía es distinta; más fuerte y ruidosa. No tengo la menor idea de su función, pero me gusta pensar que anuncian la hora de dormir. Le dicen rápido a otras, que es tiempo de asentarse y lograr un buen refugio, buscar la mejor rama para ellas y los suyos.
Hoy fue un día caluroso y agradable al fin.
Y lo digo porque ha habido mucha resistencia esta primavera. Los días grises han abundado últimamente -y no es que no me gusten- es que simplemente creo que hay momento para cada estación.
Me gustan los días invernales en invierno y los días primaverales en primavera. Me programo para eso. Mi ánimo se programa para eso, jaja.
De hecho nunca he creído ser de esas personas que tienen depresión estacionaria, pero la verdad es que las últimas semanas el bajón me estaba llegando.
En fin, hoy es el día de las escritoras y me enteré aquí en Substack durante la mañana.
Después de escribir en mi diario, entré a la app y fue inevitable el sentimiento -al menos en este espacio virtual- de estar en la sintonía perfecta, rodeada de la compañía perfecta.
Me siento escritora.
Tal vez hace algunos años no lo hubiera dicho. Me hubiese incluso avergonzado, a pesar de que escribo desde que tengo memoria.
Pero hoy es distinto. Me inunda la confianza.
De quien soy, lo que creo, anhelo y me atrevo a ser.
Justo en El Club de las Soñadoras comenzamos a leer el Capítulo 10 de Mujeres que corren con los Lobos, y me gustaría citar a Clarissa Pinkola Estés:
Crear deriva del latín creare con el significado de producir vida o cualquier cosa donde antes no había nada. El hecho de beber agua del río contaminado es la causa del cese de la vida interior y, por consiguiente, también de la exterior.
En el cuento, la contaminación provoca la deformación de los hijos, símbolo de los jóvenes ideales e ideas. Los hijos representan nuestra capacidad de producir algo donde antes no había nada. Podemos reconocer la presencia de esta deformación del nuevo potencial cuando empezamos a poner en tela de juicio nuestra capacidad y, sobre todo, nuestro derecho a pensar, actuar o existir.
Las mujeres de talento, incluso cuando reivindican sus vidas creativas, incluso cuando brotan cosas bellas de sus manos, de sus plumas y de sus cuerpos, siguen dudando de su valía como escritoras, pintoras, artistas y personas reales, por más que muchas veces se complazcan en atormentarse poniendo en entredicho lo que es real.
Una campesina es una campesina real cuando contempla la tierra y planifica las cosechas de la primavera. Una corredora es real cuando da el primer paso, una flor es real cuando todavía está en su tallo materno, un árbol es real cuando es todavía una semilla en la piña del pino. Lo real es lo que tiene vida.
Esto me dio para pensar.
¿Cuántas escritoras, pintoras, actrices, cantantes, están escondidas por ahí?
¿Cuántas mujeres inventando excusas con tal de no hacer lo que su corazón y alma anhelan traer a este mundo? ¿Cuántas ideas perdidas? ¿Cuántos sueños sin aterrizar? ¿Cuántos “algún día”? ¿Cuántos “a mi no sé me da”?
Tal vez escondidas en sus importantes trabajos, infinitos quehaceres diarios, distracciones externas o sueños ajenos.
¿Cuántas veces hemos sido la mujer escondida?
No sé. Yo sólo espero que no nos dejemos arrastrar por las excusas y cada día nos permitamos descubrir, la inmensa dicha que alberga la creación.
Que así como los tordos y las aves, no nos atrevamos a cuestionar la naturaleza de nuestro cuerpo, de nuestro canto; ni el poder de nuestras alas.
Que no nos olvidemos, de nuestra naturaleza salvaje.
Martes 05 de noviembre, 2024
Al final nunca subí esta publicación en el día de las escritoras. La vida pasó sobre mí en un octubre muy intenso.
Pero ahora (para terminar este texto y al fin publicar), quiero contar algo que pasó el fin de semana y me hizo escribir exactamente 18 páginas de mi diario en modo catarsis (y que tiene que ver con la escritura y la confianza en nosotras mismas y en el cómo fluctúa y se cultiva).
El sábado gesté el primer encuentro presencial de mi club de lectura que lleva ya más de 6 meses funcionando online.
Estuvo hermoso y las chicas lo disfrutaron un montón. Fueron horas de conversaciones interesantes, rica comida, creatividad y risas. Sin embargo, al volverme a mi ciudad, me vino un bajón emocional tremendo.
Me vine todo el camino con un relato interno negativo súper fuerte. Tanto así, que cuando mi pareja me llamó de camino, le dije que sólo quería llorar.
Me preguntó por qué y punto por punto, fui relatando cada cosa que pudo haber sido distinta, o que yo podría haber hecho mejor.
Exteriorizarlo fue un gran alivio porque me permitió escuchar palabras efectivamente tranquilizantes: “Paula, fue la primera vez. De seguro salió bien y lo demás es aprendizaje para el futuro”.
Pero no fue suficiente, al día siguiente seguí, al parecer con una necesidad inconsciente e imperiosa, de alimentar ese relato negativo.
Y en vez de luchar con eso, quise comprenderlo. Así que escribí y escribí. Exactamente de las 22:12 a las 00:50, 18 páginas de desahogo y desenmarañamiento.
Y fue potente.
El atreverme a atravesar la vulnerabilidad e incomodidad máxima, al poner por escrito mi sentir.
El ver mis propias palabras que evidenciaban un alto perfeccionismo cargado de autoexigencia.
¿De dónde venía ese castigo tan grande?
¿De dónde provenía esa crítica tan fuerte que no me permitió disfrutar al 100% un momento que quería mucho?
Fue muy fuerte verme en ese lugar.
Fue muy fuerte descubrir que las altas expectativas y exigencias, pueden nublar completamente lo rico de un momento y que a veces, basta un sólo pensamiento negativo, para alimentar un relato cargado de profundo desprecio hacia las creaciones del corazón.
Claramente estaba menstruando y no quiero no ligarlo al momento máximo de vulnerabilidad, porque sé que soy más susceptible a ese vaivén de emociones en mis días.
Y uf, no es que la regla me haga sentir como la mierda cada vez (o quizás un poco sí? jaja), pero para mí sí es importante comprender que cuando llega con estas “sorpresitas”, algo quiere decirme.
Y que por otra parte, es tiempo de que algo muera (y nazca) dentro de mí.
Las inseguridades se van en la medida que cultivamos la aceptación. Del presente, de nuestra historia, de nuestro ser, de la vida.
La aceptación es algo que he estado transitando a lo largo de todo este año y ha venido a mí a través de múltiples y variados mensajes.
No es casualidad que haya aparecido en los últimos libros que he leído -y que sin querer- se han relacionado: Los dones de la imperfección de Brené Brown y Todo sobre el amor de bell hooks, por ejemplo. El mensaje que me queda dando vueltas es,
aceptar(nos), definitivamente nos permite amar mejor.
Y DISFRUTAR(NOS) MÁS!!!!
Domingo 10 de noviembre, 2024
Hoy tuvimos el último encuentro virtual del Club de las Soñadoras en torno al capítulo 10 de Mujeres que corren con los lobos. El agua clara: el alimento de la vida creativa.
Lo más lindo de los encuentros es poder compartir las experiencias que nos atraviesan y ver el cómo la lectura se va entrelazando en las vidas de cada una.
Les conté lo que me había pasado el día del encuentro presencial. Y lo mejor de haberlo compartido con ellas fue:
1. lo liviano que se sintió hablar algo después de haberlo soltado y
2. el abrir ese espacio de auténtica vulnerabilidad, que da pie a sacar ese relato de la esfera íntima y por ende, hacerlo más chiquitito y menos poderoso.
Porque ese relato negativo es una triste realidad, que nos afecta a las reinas perfeccionistas (sí, generalmente nosotras).
Entonces, quiero terminar este escrito con lo que concluimos hoy en el club:
La vida creativa es cíclica, al igual que nosotras.
Y cada fase, es necesaria para la vida (incluso las sombras, las muertes, los bajones, las susceptibilidades y vulnerabilidades).
A veces estaremos arriba,
a veces estaremos abajo.
Pero lo más hermoso (creo yo), es que independiente del estado, sintamos nuestra generosa y amorosa compañía.
Que vayamos juntas,
aceptando nuestra naturaleza cíclica, salvaje e instintiva y, alimentando nuestros relatos positivos y creativos; repletos de aceptación y, muchísimo (pero muchísimo) amor.
Pau
PD: Recuerda practicar la compasión y hablarte bonito (cada día) :)
PD2: Esta semana comenzaremos una nueva lectura en el club, All about love de bell hooks, para repensar el amor, ¿te unes? feliz de recibirte y reflexionar sobre la fuerza más poderosa del mundooooooooooo. Qué emoción!!! Escríbeme si te apetece incomodarte sobre el mundo loco y en desamor en el que vivimos y que describe (tan bien) la autora jaja #real