Peralillo, domingo 8 de diciembre, 2024
Hoy se termina mi relación de casi 5 años y hoy también, es mi último día en este lugar que ha sido mi hogar, refugio y calor.
No un hogar cualquiera, sino uno que nos propusimos construir desde cero en un terreno que antes sólo tenía maleza y tierra.
Se acaba un proyecto de vida y me despido de una persona que ha sido mi compañero, mi amor y mi amigo.
Mucho se habla de rupturas, pero poco de rupturas que se terminan con amor profundo y mutuo.
Yo creo que las últimas semanas han sido las más tristes de mi vida y me lo he llorado todo, pero al mismo tiempo me voy liviana y con muchísima gratitud por todo lo vivido.
Hoy no profundizaré en el quiebre, creo que al final el tiempo traerá perspectiva y podré escribir con mayor apertura de lo que quiera compartir.
Pero sí quiero plasmar un poco de lo que ha sido, de cierta manera por lo loca que me parece la vida.
Hoy, el día en que literal cierro un capítulo y comienzo otro completamente nuevo y desconocido, he tenido un domingo marcado por un mensaje claro que ha llegado de todas las maneras posibles: hacer todo con amor.
En la mañana guíe la Sesión de Escritura intuitiva grupal Mi Alma a través de las palabras. Antes de entrar, saqué una carta y salió esta:
Y luego, tuve el encuentro mensual del Club de las Soñadoras, en donde hablamos del libro “Todo sobre el amor”.
Ahí conversamos en torno a una pregunta que se hacía bell hooks (su autora):
¿por qué hablamos tan poco de amor, cuando es la fuerza más poderosa que atraviesa nuestra existencia humana completa?
Si replantearse las esferas del amor con otras mujeres, en el día de tu quiebre amoroso, no es la paradoja más hermosa, entonces no sé qué es!!!
Después fuimos a comer, los cuatro, mis papás y él.
A pesar del momento, sentí tanta gratitud de poder sentarnos con cariño y sobreponernos a la situación. Creo que no vemos las cosas con claridad hasta que ocurren.
En ese encuentro, que en el fondo era extraño y de muchísimo dolor, vi muy clara la obra de mis padres. Esas cositas tan pequeñas que no son cuantificables ni medibles:
la compañía genuina, el verdadero amor, la gratitud desbordante, el apoyo incondicional.
Lo pude ver en ellos y lo pude reconocer en mí.
Lo agradecí.
Qué lindo estaba siendo el habernos perdonado como pareja, poder tomarnos de las manos y despedirnos con cariño, comiendo juntos.
¿Habrá algo más significativo que cerrar un capítulo importante, comiendo en familia y conversando alrededor de una mesa?
Pero eso no fue todo.
Al llegar, estaban mis compañeras de viaje, las amistades que gracias al feminismo, afloraron en esta ciudad.
Mujeres que, así como me abrieron generosamente las puertas (en sentido simbólico y literal), fueron a despedirme de la misma manera.
Con esa generosidad que brotaba de ellas, me regalaron palabras amorosas por todo el trabajo que hicimos juntas por las mujeres de la zona (charlas, talleres de liderazgo, conmemoración 8M, entre otros).
Lloré y lloré y en cada lágrima había un sentimiento de gratitud gigante, porque se desplegaba ante mí esa línea de tiempo en donde recordaba por un segundo, cómo llegué sin nada, sin un contacto, y me estaba yendo con tanto.
Fue la evidencia más clara de que sembrar la semilla cada día, trae los frutos de maneras sorpresivas y preciosas.
Fue la prueba de que puedo construir algo en cualquier lugar del mundo, porque soy mi propio hogar y no importa a dónde vaya, si voy con el corazón abierto, encontraré almas hermosas que resonarán con lo que soy y jamás me sentiré sola.
Siempre estoy siendo sostenida.
Ellas, además de todas las puertas que me abrieron, las palabras y el cariño desinteresado que me entregaron, me regalaron un llamador de ángeles.
Dice la leyenda que este collar no solo actúa como amuleto de protección, sino que también puede dar consuelo, paz y armonía a quienes lo poseen
(así me hicieron sentir).
Entre risas, llantos y palabras de cariño, me fui con el corazón desbordado.
Y cuando sentía que emocionalmente ya no podía más, fui a un baby shower y tuve una revelación enorme:
TODO CABE.
Cuando sientes que te mueres de pena, ves sonreír a una nueva amiga y su familia.
Te ríes con ella y su gente, y sientes la más pura felicidad.
Por un momento disfrutas como si el terremoto de tu vida no estuviera pasando al mismo tiempo y eso es porque en tu corazón todo cabe.
El amor se expande. Aún en la tristeza, aún en la incertidumbre, aún en el dolor.
Crece y te das cuenta que no tiene fin.
Finalmente volvimos a la casa a despedirnos.
De mis vecinos, de mis perritos (que por ahora quedan allá 🥺), de él.
Y es difícil describir el sentimiento -o la mezcla de ellos- en cada abrazo final.
Pero creo que dolor desgarrador, gratitud profunda e inmenso amor sería la descripción más cercana.
Y creo que fue justo ahí, donde nació la esperanza.
La esperanza de saber que con amor, todo es posible.
¿No es la vida entonces, paradójica y traviesa? Solo te pide que expandas tus sentidos para que puedas captar los mensajes, que a través de las sutilezas te quiere enviar.
Son muchos y profundos.
Y siempre están llenos de ese amor que cala hondo,
que te nutre,
que se expande.
Increíble carta, te mando un abrazo gigante 🤍
Una paradoja hermosa en verdad. Sigue haciendo todo con amor y tu tribu nunca te dejará caminar sola (como bien ya lo sabes). Gracias por compartirte y hablarnos de esta perspectiva de amor y expansión.